En la provincia de Salamanca confluyen las características típicas de sus provincias vecinas.
Por una parte, el norte, principalmente la comarca de la Armuña, es típicamente castellano. Sus
llanos campos de cereales cubren gran parte de la superficie, y la mayoría de los pueblos tienen
como habitantes a agricultores y ganaderos. Por otra parte, el Campo de Salamanca, más al sur
ofrece dehesas y campos de encinas donde se crían ganaderías de
prestigio y cuyas bellotas alimentan a los cerdos que han de producir uno de los alimentos
típicos salmantinos: el jamón serrano, del que Guijuelo posee una Denominación de Origen.
En los límites de la provincia con Cáceres y Ávila, se nos ofrecen también paisajes de montaña.
La Sierra de Béjar, que albergará una futura estación de esquí en Candelario, y la de Francia
son los máximos exponentes de estos paisajes. En la primera se encuentra el punto más alto de la
provincia, el Calvitero (2.401 mts) y en la segunda uno de los espacios naturales más hermosos y
agrestes de España, el valle de las Batuecas, compartido con la provincia extremeña. Otro punto
digno de mención es la frontera oeste con Portugal, especialmente las cercanías de Miranda de
Duero/Miranda do Douro. También Aldeadávila, que acaba de estrenar puerto fluvial.
Entre las principales poblaciones de la provincia, ya sea por su tamaño o por su interés, destacan
Alba de Tormes (4.500 hab.), ciudad ducal que conserva ruinas del castillo de los duques de Alba;
Béjar (17.297 hab.), ciudad textil y motor industrial durante años de la provincia; Ciudad Rodrigo
(15.540 hab.), sede episcopal y buena productora de cereales, frutales, hortalizas y tabaco; La
Alberca (2.200 hab.), bellísima villa serrana que aún mantiene sus construcciones típicas y también
productora de embutidos; Peñaranda de Bracamonte (6.437 hab.); y Vitigudino (3.216 hab.).