La ciudad de Salamanca se distingue sin duda por su valioso conjunto histórico-artístico, que le ha valido el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y el nombramiento como Capital Europea de la Cultura en el 2002, compartido con Brujas. Y es que el que sepa apreciar el arte, encontrará en Salamanca muestras de todos y cada uno de los estilos que se dieron en España, especialmente arquitectónicos. Ha de hacerse especial énfasis en un estilo casi autóctono como es el plateresco, que llega a su culmen en Salamanca gracias al uso de la inconfundible piedra de las canteras de Villamayor, en las cercanías de Salamanca.
Iniciemos nuestra ruta saliendo de la Plaza Mayor por la Plaza de Corrillo, donde se encuentra la Iglesia de San Martín, muestra de los comienzos del románico salmantino, allá por el siglo XII. A continuación, tomamos la Rúa Mayor, y después de un breve y agradable paseo nos contramos de golpe con otras 2 maravillas. Por una parte, la Casa de las Conchas, curiosa mansión de la época de los Reyes Católicos, en la que se funden influencias góticas, moriscas e italianas. Su fundador fue el doctor Rodrigo Arias, canciller de la Orden de Santiango, de ahí el motivo ornamental elegido para su fachada. Las rejas de sus ventanas han sido definidas como las más bellas de la ferrería gótica española. También destacan su patio y el artesonado de tipo italiano de su escalera. Dice la leyenda que debajo de una de las conchas que adornan su fachada, y que dan nombre al edificio, se esconde un gran tesoro. En la actualidad, este edificio alberga la Biblioteca Pública del Estado en Salamanca.
Una vez hecha esta agradable visita, desandemos nuestros pasos hasta situarnos justo entre la Casa de las Conchas y la Clerecía. Ahora, en vez de proseguir nuestra marcha por la Rúa Mayor, desviémonos hacia la calle Serranos y luego hacia la calle Libreros. Esta calle, de gran tradición universitaria, alberga además otra de las visitas obligadas de Salamanca, la fachada de la Universidad. De su historia ya nos ocuparemos en un apartado posterior, ahora centrémonos en su valor artístico. Esta fachada es sin duda el monumento más representativo del plateresco español, y predominan los temas florales, con influencias italianizantes. El centro está decorado con un medallón que es réplica de una moneda con los bustos de los Reyes Católicos. En la zona siguiente están el escudo de Carlos V, el águila bicéfala imperial y el águila de San Juan de los RRCC. El tercer piso es más sencillo, con niños desnudos, mujeres, hipogifos, volutas y dragones. Por fin, el último cuerpo se presenta desnudo, sólo con medallones. También en esta fachada se esconde una tradición, según la cual aquel estudiante que pueda ver la rana situada sobre una de las calaveras que sirven de adorno en la parte derecha, no pasará apuros para aprobar. Su interior destaca por su capilla y, sobre todo, por su increíble escalera, reconstruida en 1512. También hay verja de hierro del siglo XVI y una biblioteca barroca del XVII, de Manuel de Lara Churriguera. Mención aparte merecen el aula de Fray Luis de León, que conserva sus bancos, algunos firmados por sus alumnos más ilustres, y el Paraninfo, con unos tapices barrocos de arte bruselés y un Carlos IV de Goya. Enfrente de la fachada de la Universidad, y realzando el conjunto, se encuentra el edificio de las Escuelas Menores, terminadas en 1533 y de fachada plateresca; y la estatua de Fray Luis de León, esculpida en Roma por Nicasio Sevilla en 1869.
A través de las callejuelas, ahora reformadas pero conservando su empedrado característico, y
pudiendo disfrutar en el trayecto del Huerto de Calixto y Melibea o de la modernista
Casa de Lis (hoy sede del importante Museo Art Nouveau y Art Decó), descendemos
hasta el Puente Romano, que formaba parte de la Calzada de la Plata que unía Astorga con
Mérida. Se supone de tiempos de Vespasiano, y sólo son realmente romanos los 15 arcos más
cercanos a la ciudad; los arcos restantes han ido reconstruyéndose, por vez última en 1677. Junto
al puente (originalmente sobre él), se encuentra un verraco ibérico, muestra del arte prerromano
salmantino y de origen celta.
Puente Romano y verraco celta
Sin duda, hemos recorrido ya el núcleo artístico de Salamanca. Sin embargo, con la misma
importancia aunque quizá con menos espectacularidad o más escondidas, existen en la ciudad
otras obras y edificios que merece la pena visitar.
Partimos de nuevo desde la Plaza Mayor, pero esta vez salimos por la calle Prior para toparnos de
frente con el Palacio de Monterrey, que es el edificio civil más representativo del
Renacimiento y Plateresco español. Y no es todo lo grandioso que pudo llegar a ser, pues sólo se
construyó un ala de las 4 proyectadas.Su edificación data de 1539, y pertenece a la casa ducal de
Alba.
En la misma plaza se encuentra el Convento de las Agustinas, más conocido como la
iglesia de la Purísima, el más puro y fiel reflejo de los cánones italianos que rigieron la
construcción de templos en España en el siglo XVII. Encierra 5 retablos de mármol napolitano,
llevando el del centro un cuadro de la Purísima Concepción firmado por el mismo Ribera, que
también firma en otro retablo el célebre San Genaro de Ribera.